In memoriam del doctor Pedro Planas
(Publicado en la revista del Ilustre Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos, meses después del fallecimiento del doctor Pedro Planas. Escrito por el doctor Rafael García del Carrizo San Millán, nos da una muestra de la profunda relación que les unió. Con motivo de este décimo aniversario lo rescatamos, pues estamos seguros que a muchos compañeros les gustará leerlo por primera vez o recordarlo.)

Vago sonámbulo, no me lo creo, no puede ser que Pedro se haya "ido" en estos momentos, cuando al fin, después de sesenta años de esfuerzos, se empezaba a reconocer su "trabajo".

Estoy rodeado de gente, en el avión de regreso a Madrid, pero me encuentro solo. Vacía mi cabeza, no razona; mi corazón no funciona, no lo siento. ¿Por qué Pedro, por qué?.

Han pasado casi cuarenta y ocho horas, sigo resistiéndome, no lo creo, no puede ser. Ya no me quedan lágrimas y sí muchas ganas de llorar. Dios lo ha querido, comentamos. Tengo que afrontar la realidad por muy dura que me parezca y la responsabilidad es muy grande, ¿seré capaz de hacerle frente? No tengo más remedio que intentarlo.

Fue en la fecha de San Ignacio, otro iluminado; han transcurrido ya cuarenta días desde que él murió y espero ahora con calma y sereno mi espíritu hacer una pequeña semblanza de ese gran hombre que fue Pedro Planas, al cual tuve la suerte de tratar durante treinta y cinco años y era mi jefe, maestro y compadre.

Tenía yo veintisiete años. Hacía dos que había terminado estomatología, los había empleado en hacer la mili en el Hospital M. Valladolid. En tres meses saqué más muelas que en el resto de mi vida. Congresos, cursillos, conferencias, iba a todo lo relacionado con la profesión, pues no me encontraba preparado y no quería engañarme yo ni a mis futuros pacientes. Mi padre, también odontólogo, me comprendió y de la capital de Castilla me vine a Madrid. En estos momentos me vienen a la memoria algunos colegas de los muchos que me enseñaron y ayudaron. La mayoría ya no están con nosotros: Coll, Arias, García Fernández, López Viejo, Manolo Fonseca, etc.

Me entero de que existe el Dr. Planas y decido abordarle ( a pesar de que me lo habían puesto a caer de un burro como persona ). Esto sucede en una conferencia en Fernán Flor. Le explico mi "caso" y me acepta. Su cita es en los laboratorios Coll, donde dirigía un seminario; me tuvo dieciocho meses doblando alambres ( haciendo Bimbler ) e intentando montar dentaduras completas. En verano le seguía hasta la Costa Brava y allí continuábamos doblando "alambritos".

Después de esa prueba que superé, un día me dijo: " No conoces mi clínica, ¿verdad? Pues llévate una bata y vete mañana a las nueve."

Ni que decir tiene que fue uno de los momentos más felices en mi recuerdo.

Se ha muerto, sí, un hombre, un profesional, un creador, un genio, por fortuna sólo físicamente.

Me gustaría decirte algunas cosas.

No has desaparecido, nos queda tu obra en tus libros, vídeos, artículos, cursillos y nuestras conversaciones. !Han sido tantos años!

Parecías duro, brusco, pero en el fondo eras un niño grande, amabas la "dentistería", pues profesabas la profesión; más que un pedagogo o enseñante, eras un verdadero maestro, a pesar de las muchas trabas burocráticas que te pusieron.

Rendías culto a la amistad. Te entregabas en cuerpo y alma, catalán de pro, español hasta los tuétanos.

Has sido muy creador y, por tanto un gran crítico, pero siempre nos hablabas más de tu propia obra que de las que criticabas, y esto es lógico, en opinión del profesor A. G. Petrovic todo ser verdaderamente innovador, como eres tú, no presta más que un interés muy secundario a la confrontación de sus tesis con las ideas de otros compañeros. Europa e Iberoamérica se están rindiendo; en el difícil mundo anglosajón se abre la primera aunque modesta "rendija" para tu doctrina. Seguiste la norma de tu egregio paciente José Ortega y Gasset. "Si se está verdaderamente convencido de algo, tanto si se trata de política como de ciencia o filosofía, hay que intentar convencer a los demás sin avergonzarse ante nadie ni por nada."

Fuiste polémico al asegurar entre otros conceptos que "la telerradiografía no sirve para nada". Toda discusión que ayude a difundir una idea, la aclare y haga más participativa y universal, es beneficiosa para la ciencia. Así hiciste escribir al profesor Henri Petit: "Los que piensen que unas bases matemáticas son necesarias para medir los fenómenos de adaptación biológica individual, o la belleza, tienen muchas posibilidades de no aprovechar las lecciones de Planas."

¿Cuál habrá sido tu primera lección allá arriba? ¿Has montado un taller y tienes a los angeles montando la "completa" o doblando alambres?

Tu gran preocupación y primer mandamiento de la rehabilitación neurooclusal (RNO) es: con terapéuticas profilácticas o tratamientos lo más precoces posibles, llevar al paciente a la senectud con todos sus dientes vivos y ejerciendo una perfecta función masticatoria. Para esto debe estar la boca perfectamente equilibrada tanto en trabajo como en balanceo.

Ahora todo serán elogios, hasta de los que se consideraban enemigos. Ya no podrán negarte nada, ahí está tu "doctrina" y ésta es tu amanecer, contra el que nada pueden los engreídos, los necios y los ignorantes.

Aunque para ti esa palabra, enemistad, no existía. Tú tenías principios muy definidos, ya que tu inteligencia y tu gran observación de los "hechos clínicos" como respuesta a los tres ¿por qués? de tu maestro Bernardino Landete te conducían a defender con ardor y una gran firmeza. Ibas contra corriente, luchabas como un nuevo Alonso Quijano contra los "molinos" de las multinacionales, de la moda y del éxito fácil y rápido, pero efímero.

Sentido común, tu primera virtud la derrochabas a raudales. Eras exigente con los demás, te gustaba la limpieza, el orden y las cosas bien hechas. Parecías "cabezota", pero eras firme. No dabas ejemplo, pues realizabas lo que nos decías. Los hechos corroboraban tus palabras.

Habías superado, aunque al principio te costó muchísimo, la enfermedad de Pepa, tu fiel compañera y esposa modélica durante cincuenta y ocho años ella nos abandonó el día 24 de julio después de veinte meses en coma profundo, circunstancia que te privó de asistir en París, el 27 de noviembre de 1992, a la formalización legal de la Fundacion Internacional Pedro Planas; tuve el honor de ser uno de los tres firmantes.

Estabas a tus ochenta y un años con la ilusión de un muchacho recién graduado, pensando en nuestra próxima reunión de Tenerife, la número XXXII, en tus cursos a los franceses.

En sólo dos años y medio de existencia de la Asociación Pedro Planas Francesa cuenta con más de 500 socios.

Ibas a realizar un viaje a Brasil a finales de año, donde gracias a la vieja guardia de Henio Heras, Lenga, Wilma Simoes y las nuevas promociones eres un verdadero ídolo y tus alumnos se cuentan por centenares.

La Academia Brasileira de Fisiopatología craneoorocervical te dedicó su sesión los días 18 a 20 de agosto de 1994. Su programa reza lo siguiente:

"Diante do infinito nada podemos facer além de lhe dedicar este evento como ato de agradecimiento pela verdade dos ensinamentos que nos deixou. Procuramos, con dignidade, cuidar de seu legado. En memoria profesor Dr. Pedro Planas."

Sin duda es una gran verdad eso de que nadie es profeta en su tierra.

La lectura de tu libro está consiguiendo futuros adeptos a la rehabilitación neurooclusal (RNO). Sus llamadas y cartas pidiéndote "alimento" son testimonios que podemos resumir en la exclamación de un colega: "Planas está loco o es un genio."

Eras y eres un genio, aunque dicho por mi pueda parecer exagerado; la opinión sobre un padre expresada por uno de sus hijos.

Y como no quiero hacer más largo este artículo no describo las aportaciones científicas, clínicas y técnicas, fáciles de encontrar en su libro "Rehabilitación neurooclusal (RNO)", ediciones en español, francés y portugués.

Aunque tu cuerpo descanse en el nicho 4189 del cementerio de Blanes, tengo la certeza que tu "espíritu" está detrás de ese cielo azul que se divisa desde "Pico Bello".

Termino parodiando al poeta: "Estoy triste de hoy, pero contento para mañana", pues como dice el doctor Michel Chateau: "La odontología se divide en antes y después de Pedro Planas."

Rafael García del Carrizo San Millán.

Médico estomatólogo